28 enero 2022
– Hace, ya, algunos años, decidí tomarme un respiro, es decir, parar los motores de mi acelerado motor profesional.
– Pensé que debía hacerles caso a algunos de mis asesores de salud, pero nunca encontraba motivo alguno para hacerles caso.
– Un mal día de una luminosa mañana de marzo del año 2006, me caí en medio del Paseo de Oscar Esplá, frente a la sede de la antigua CAM, (ahora Banco de Sabadell), y lo peor fue no ser capaz de levantarme. Tuvieron que hacerlo entre varios transeuntes recogiéndome a mí, a mi teléfono móvil, y a mi enorme cartera repleta de documentos, entonces importantísimos.
– Tres meses más tarde di por terminada mi vida profesional activa y empecé a tratar seriamente mi «degenerativa neuronal».
– Ahora, más de quince años después, estoy como cuando me levantaban del suelo, de ese precioso Paseo alicantino. Dando gracias, sí, dando gracias por estar.
– Los humanos somos así, no nos damos cuenta de los peligros del camino del éxito, hasta que el muro de lo imposible nos cae encima, nos hace daño, nos aparta del liderazgo que pretendemos, olvidando todo aquello que jamás debiéramos haberlo olvidado: Salud, familia … y el amor de toda una vida.
– Recuerdo un viejo pps (pasado a vídeo), que tenía por título Slow Down, nada es más importante que la propia vida, la nuestra y la de quienes nos quieren.
Esas pequeñas cosas 
En mayor o menor medida nos ha pasado a todos, a todos los que nos hemos dejado media vida en nuestro trabajo creyendo que era lo más importante, y no, no lo es, el éxito consiste en vivir la vida y discernir las prioridades. Conseguir darse cuenta a tiempo ya es una suerte que muchos ven, pero tarde. Un abrazo y feliz sábado.
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Cuánta razón tienes, querida amiga Paz … tenemos.
Un abrazo de sábado, de noche siberiana y primaveral de mediodía
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