El Camarote de los Hermanos Marx
24 abril 2020
-Comencé este nuevo día de confinamiento oyendo por la Radio que el dichoso Presidente de los EEUU, (The stupid Mr. Trump), se preguntaba y preguntaba a los expertos de su alrededor, que si esas mangueras a presión con tanto desinfectante útil para limpiar calles, recintos públicos y todo tipo de vehículos y lugares, por qué no se aplicaba a los enfermos del «coronavirus», pues con ello se acabaría con el problema y la Pandemia.
-Oigo también en otra emisora de signo contrario a la anterior, que lo de los niños y como salir a la calle este próximo domingo, según describe y regula el Gobierno, es lo más parecido, por disparatado, a lo que sucede en el Camarote de los Hermanos Marx.
-Más tarde y teniendo claro que no voy a salir de casa aunque el pelo me llegue a la cintura, mientras no exista un antiviral contra la COVID-19 y mientras mi neumóloga me siga diciendo que soy hombre muerto si lo hago, mi farmacéutico, en un alarde de generosidad y para que no tenga que salir de casa, se ofrece para llevarme a casa todos los medicamentos que necesitemos. Me ha emocionado la oferta igual que la que me ofreció, desde el principio de la cuarentena, una de mis jóvenes vecinas para bajarnos la basura siempre que nos hiciera falta.
-Me asomo al balcón y veo que Aitana ya quitó el cartel anunciando su cumpleaños número dieciocho y es una pena o quizás no, que mi joven vecina cumpliera la mayoría de edad confinada y en plena Pandemia.
-Los balcones se llenan de vecinos jugando al bingo, a cantar canciones y para aplaudir o cacerolear a quien haga falta, pues, coño, con tanto tiempo para consumir, hay que inventarse lo que sea para pasar el rato.
-Luego me pongo a limpiar, siempre sobre limpio, hacer la lista de la compra, a leer los wasaps, quitar el polvo, apretar el tornillo de la tapa del inodoro, a preparar el aperitivo, a leer el correo-e, la prensa digital y los SMS de la dichos Movistar que ahora quiere regalarme todo.
-Agotado de «tanta actividad» hecha y por hacer, quiero creer que el nuevo mundo de la solidaridad que se ofrece en todo el entorno que alcanzo a conocer, está muy por encima de cualquiera de los muchos gobernantes que pululan por este querido País y también por el mundo entero, donde solo veo descerebrados, extremistas, narcisistas, mediocres, inútiles y, fundamentalmente, necios, todos ellos practicando aquello tan viejo y conocido que escribió Calderón de la Barca …
«Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando; y este aplauso, que recibe prestado, en el viento escribe, y en cenizas le convierte la muerte, ¡desdicha fuerte! ¿Que hay quien intente reinar, viendo que ha de despertar en el sueño de la muerte?»
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Esas pequeñas cosas 
Un placer y un privilegio compartir mesa con Paz.
¡Gracias, Enrique! :))
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Buenas tardes, Úrsula, ya sabes, estás en una buena mesa, justo al lado de «Elcorazondelmar», una bloguera que siente y sufre, el amor como nadie.
Feliz tarde y noche … de sábado
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Estoy convencida de que por lo general, la gente de a pie está muy por encima de los gobernantes que pululan por doquier.
Muy bueno el paralelismo con el Camarote de los Hermanos Marx 🙂
¡Buenas noches, Enrique!
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En el confinamiento, haremos un simulacro de viernes la nuit y vamos a ver como sale.
Aguantaremos, amiga Paz, todo irá bien.
Un abrazo de viernes cuasi de ciernes la nuit
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Los aplausos a la solidaridad que es la que ahora mismo está gobernando el país. Los demás solo sueñan que mandan aunque haya que decir Amén. Abrazos ya para la noche del viernes.
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