27 abril 2021
-No me vió.
-Era Manuel, un veterano gran constructor de los 80.
-En mi recuerdo un gran consejo que ese hombre me dio una muy buena noche del invierno del 99, en plena celebración del éxito de un desafío profesional cerrado esa misma tarde, en la mejor Valencia al Mar.
-Me dijo: «Enrique, muerde siempre donde no haya hueso».
-Le miré, me miró, puse cara de extrañar la dirección y el sentido, de ese enigmático consejo.
-Manuel se volvió y apostilló: «Hazlo siempre pero no falles, confío en ti».
–Dos años más tarde, coincidimos en una conferencia sobre asuntos del poder inmobiliario y en la antesala del evento, que es donde se pactan los mejores acuerdos sobre cuestiones del negocio que nos unía, Manuel se me acercó y me dijo: «Mordiste bien, pero la dejaste viva».
-No lo entendí y le pregunté: ¿Qué me quieres decir, Manuel?
-Tú ya lo sabes, Enrique, aún te la pueden quitar. – me dijo.
Nota aclaratoria: Hablamos, Manuel y yo, antes y después, de fincas… o eso creo.
Seguramente, querida amiga Paz, Manuel quiso decir más cosas, pero nunca lo enetndí. Si había doble intención entonces la cosa hubiera sido menos amistosa, pero ya se sabe, este tipo de empresarios tienen una forma de entender el negocio y lo ven, desde un punto de vista más mundano.
Curiosa frase y que da para mucho.
Feliz noche, querida amiga
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Aclarado que solo eran fincas, la frase daría para muchas interpretaciones, pero me la tengo en cuenta…muerde siempre donde no haya hueso”. Muy curiosa. Un abrazo de martes.
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