31 julio 2020
-En veinte segundos te puede cambiar la vida inmediata cuando un señor con cara muy seria se pone delante tuyo, te dice que te sientes y luego te lee unos papeles que a nadie debiera interesar leerlos, aún y siendo de interés. Más tarde te encuentras atado a un escenario de metal con fondo acolchado y vallado también metálico. Puedes meditar, escuchar sonoros lamentos de quien trabaja cerca de ti, de quien se une a tus lamentos sin verlo a un lado y a otro de tu escenario, tienes tiempo de darte cuenta que el túnel existe y que no sabes si tiene luz al fondo. Te das cuenta que tienes que hacer muchas cosas que siempre dejas para mañana, te das cuenta que hay cosas que aún no le has dicho y que deseabas hacerlo el domingo por la noche. Te das cuenta de tantas y tantas cosas que tienes por hacer que …
-Hace muchos años estuve en el lecho del dolor de un gran amigo que se fue. Aún recuerdo aquella frase que soltó en mi oído derecho mientras me agarraba un brazo con fuerza:
«Estoy en mi última travesura, Enrique, estoy en eso de andar muriendo … despacio, sin prisa, solo dejándome caer, como un gran rascacielos inútil al que dinamitan sus cimientos».
-No supe que decirle, solo le di un suave beso en la frente, que él agradeció con una inolvidable sonrisa de despedida.
Esas pequeñas cosas 
Andar muriendo, eso que todos hacemos desde que nacemos, en el mismo camino, pero que a unos les cuesta más trabajo que a otros. Veinte segundos y menos aún para que nos demos cuenta de lo efímero de estar aquí y el inmenso valor que hemos de dar al tiempo, ese de aquí y ahora.Veinte segundos para leer tu post de hoy y admirarte como siempre. Un abrazo de… viernes.
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Gracias Paz. la que es de admirar eres tú, querida amiga.
Un abrazo de lunes
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Me haces sonrojar. Gracias amigo.
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Un fuerte abrazo, Enrique!
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Gracias Úrsula, otro abrazo muy fuerte de vuelta para ti.
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