01 mayo 2020
-En esta especie de diario de una Pandemia en el que voy dejando aquí – lágrima a lágrima – las escasas vivencias del confinamiento, hoy me he puesto a recordar con imágenes lo que antes parecía una zona de pecado, en mi Playa favorita.
-En plena reflexión me he puesto a implorarle al Dios que se encargue de estos asuntos, que haga el favor, que ya se está pasando y pecar es algo tan necesario como el poder o saber, vivir.
-A pesar de que ya llevo cincuenta y un días encerrado en casa, mantengo la esperanza de conseguir cruzar el túnel de la pandemia. Sólo será cuestión de agachar la cabeza y abrir bien los ojos.
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Lo de agachar la cabeza … no sé 🙂, pero sin duda los ojos bien abiertos (también yo voy a seguir tu ejemplo)
Un abrazo, Enrique
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Sí, los mantendré bien abiertos los ojos por si pasas y me pierdo el saludo. Parece que el tunel es muy largo, al menos para mi.
Un abrazo, Úrsula
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Estos días Alguien tiene mucho trabajo porque han de lloverle las demandas de todos los lados. Unos quizá por exceso y otros por defecto, pero Le digo como tú, que ya llevamos demasiados días. Y no sé de verdad donde está la cuestión. De verdad que no. Un abrazo de un no viernes cualquiera.
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Además, querida amiga Paz, con los que se nos acaba el tiempo y ahora que habíamos empezado a saber vivir como habíamos deseado desde el mismo día de la jubilación, es un castigo muy duro.
En fin, seguiremos rezando al Dios que toque. Mañana probaré con otro.
Un abrazo muy fuerte, amiga Paz
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