06 diciembre 2016
Escribí y recordé mi homenaje cuando colgué el lápiz profesional, recordando la cita que tuvimos hace cuatro años y no pareció que las lágrimas hubieran llegado al suelo de sus recuerdos.
Están ocupados, son gente de poder y viven en el mundo de la acción, de la acción profesional y empresarial. Viven cada minuto olvidando cual ha sido la riqueza adquirida en el segundo anterior. Son la envidia de la profesión y del poder empresarial oculto tras las directivas incumplibles, pero que se asumen a costa de asumir abundantes y preocupantes dosis de estrés.
Son felices a su manera, o eso creen, “no hay otra opción, Enrique”, piensan y justifican el abandono a las formas y a las costumbres de esa manera, la vida es así, se vive a toda velocidad pero se pierde en un solo segundo.
A veces tienes más de una oportunidad para vivir una segunda vida y la dejamos pasar sin darnos cuenta. Cuatro de los nuestros no la tuvieron, pero fueron y son, un gran aviso, ese fue el mensaje que nos dejaron.
Seguramente yo hice lo mismo, quizás por eso escribí estas líneas y quizás ahora dedico todo mi tiempo a recuperar el perdido en esa dirección de la que, tristemente, olvidé sus coordenadas durante demasiado tiempo.
Hago fotografías con letras de casi todo lo que veo aunque a veces, quizás, solo lo vea en mi imaginación
Y a veces, cuando se dan cuenta, es tarde. Un fuerte abrazo amigo
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Muy tarde amigo Deimos, muy tarde. Es curioso y muy cruel, que la sabiduría sobre qué hacer con la vida llegue cuando empieza a irse.
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Alguien decia, la experiencia es un peine que nos dan cuando nos quedamos pelados. Un abrazo juvenil.
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