Otro texto para releer
Terror realista

Lo que más le molestaba era la cantidad de moscas que entraban.
A la casilla, en la que Tony vivía con su mamá, le faltaba el plástico en el hueco de la ventana. Era difícil respirar el aire que llegaba desde el basural. Sin embargo, él siempre la pasaba bien.
Un domingo jugaban con una pelota rescatada de la basura y cuando atajó el pelotazo de su mamá, tres moscas quedaron aplastadas entre su pequeña mano y el balón. Se miraron asqueados y estallaron en carcajadas. Le encantaba verla feliz. Ella no reía muy seguido, entonces comenzó a correr mientras aplaudía para atraparlas. Carmen lo miraba expectante y se le ocurrió un juego mejor: se lamió las palmas, las apoyó sobre los restos de azúcar en la mesa, y se acostó en el piso con los brazos abiertos, cuidando de no tocar las paredes de chapa que hervían…
Ver la entrada original 1.126 palabras más