02 agosto 2017
La frase del título la dijo ayer un servicial empleado de Polaris, de la horchatería, cuando fabricándome un batido celestial me empezó a contar que sus amores ya no estaban en su sitio.
Con un seductor y cadencioso acento de La Pampa, me fue contando una tras otra, todas las cosas que él había dejado “allá”, en su Buenos Aires querido, su mujer su trabajo, sus hijos. El trabajaba en el Delta del Paraná, eso me dijo, en un Resort y un buen día su mujer le llamó diciéndole que se había ido con un escritor al que conocía y quería desde la infancia y que ya moraba en un apartamento en Buenos Aires, cerca de la Plaza de San Martín.
-¿Ud. conoce?, me dijo
Me encogí de hombros y el desolado horchatero continuó:
– El muy boludo se llevó todo lo que tenía, los vi un par de veces y luego en el 2002, con las uvas y el euro, me vine para “acá” y aquí estoy solo conviviendo con mis recuerdos y con la chica de la “Brasserie”, si, esa rubia de ahí enfrente.
Como yo pondría cara de estarme extasiando, o de no hacerle NPC, el hombre reaccionó y me puso la cuenta sobre la mesa soltando una especie de disculpa:
– Disculpe le haya contado todo esta historia, pero es que llevo un ratito viéndoles a ustedes, a los ocho, y me he emborrachado de recuerdos.
Intentando animarle le dije; No se preocupe hombre de dios, la vida da muchas vueltas y aún es usted muy joven. Ya verá como todo cambiará cuando menos se lo espere.
– Verá; yo ya no quiero nada, para mi “esto ya no es lo que era”. Tuve mucho y ahora no tengo nada. Disculpe …
Y el rey de la horchata se fue a conversar a la otra punta de la barra con una “guiri” de Glasgow que no hablaba ni papa de spanish, pero con cara de que el Pampero se lo enseñase todo y por la cara que hacían los dos, estaba seguro que lo conseguiría.
Salí del local, que no es muy grande, y con los ojos bien coloraditos me abracé a cada uno de los que conmigo venían sin dejarles que me preguntaran nada o el clásico “Te passe-t-il un peu?”, aunque, eso sí, lo intentaron.
Ver lo lejos que te puede quedar todo en un instante, siempre me da cierto vértigo y es que es tan fácil que todo te vaya mal, que, a veces, no somos conscientes del peligro que supone andar por la vida a tanta velocidad.
Cuánta verdad… A veces creemos que por correr mucho llegaremos antes y conseguiremos más cosas, pero caminar con paso firme y seguro nos hace más capaces para superar los obstáculos. Como siempre amigo, es un lujo para mi alma leerte. Muchos besos a tu corazón.
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Ay, amiga Mar, siempre consigues ruborizarme, no obstante, síguelo haciendo, me gusta.
Un abrazo de jueves … muy fuerte
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Desde luego, el tiempo que pasa si que ya no es igual. Edificante relato, como es normal. Un abrazo, Enrique
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Gracias amigo Icástico yo aquí, esperando que salga el sol.
Un abrazo fuerte
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Será esperando a que se ponga, o es que te levantas tarde? Otro abrazo
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Ay, amigo Icástico, yo me refería a otro tipo de sol
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No sé el pampero con sus horchatas, granizados, batidos y helados, que tampoco se le da mal eso de contar; pero la que lo abandonó… Mira que irse con un escritor, con lo mentirosos que son. Que tengas un buen día.
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Riéndome y aplaudiendo, amigo Alfonso.
Un abrazo de jueves
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Todo cambia para seguir siendo igual. No en el término exacto de la expresión, pero casi. Creo que únicamente cambia el modo en que nosotros lo percibimos, salvando las distancias propias de los tiempos en los que nos movemos. Feliz día.
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Criterios de percepción, amiga Paz … una buena definición … me la quedo para mi, me gusta.
Un abrazo muy fuerte
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